miércoles, 24 de julio de 2019

EL RUIDO DEL RÍO. PENSAMIENTOS

Observa la necesidad de los seres humanos de hacer y de hacerse preguntas constantemente. Observa acto seguido esa necesidad inherente a la primera, de obtener respuestas, respuestas adecuadas a las preguntas que, supuestamente, le son necesarias para nuestra aparente e irreal existencia en el mundo.

Si pudiéramos observar en un espacio indeterminado, aunque fuese cerrando los ojos y alcanzar la emoción necesaria que nos lleva a la búsqueda, tal vez dejaríamos de buscar. Ya la tendríamos.

Observa, te invito a que continúes con los ojos cerrados. Observa desde cierta altura el movimiento de un personaje que se sabe perdido. Que se dice a sí mismo que se ha perdido. Observa el movimiento de su cuerpo, de sus manos, el gesto de sus ojos, la velocidad, los cambios bruscos, repentinos de dirección. Sus lágrimas, que al tiempo, surgen como verdaderos "goterones" de miedo incontenible sin etiquetarlo. Su dolor expresado en unión con el momento de nacer. 

La belleza queda oculta tras el velo de sentirse abandonado a su suerte, tal vez incluso por decisión propia. "Las prisas no son buenas consejeras". Nunca lo han sido si uno, el personaje, no se siente capacitado, dispuesto totalmente a escuchar-se, a sentir-se, a respirar-se en sí mismo. Abandonar-se en sí mismo.

El proceso de apartar el velo de la película, de tan simple, parece, nos parece sumamente complicado y lo asumimos como imposible en el momento en el que uno se dice a sí mismo: "no estoy decido a ver" qué puede haber más allá de mis propios pensamientos, de mi historia, de mis recuerdos. 
Todo comenzó con una frase y un sonido, ¿lo recuerdas? 
La frase: Preparados, listos, acción y el sonido el de una claqueta accionada por un Ángel que indica el comienzo del rodaje. Todo lo que sucede en el rodaje a partir ese "clac" queda grabado para ser revisado en caso necesario por uno mismo. No hay nadie más.

Observa de nuevo a ese personaje que andaba perdido, al que me referí al comienzo del relato. Observa-lo dentro de la escena que se está dando. Tú eres el privilegiado observador. Tú estás fuera de la escena, justo en el limite entre lo real y lo irreal. Observa la disposición de los personajes, del mobiliario, del paisaje creado para la ocasión. Siéntete libre de cambiar algo de lo que ves, éste es tu momento. Dispones de todo el tiempo-vida que te ha sido dado. Cambia una y mil veces lo que desees cambiar, o permítete dejarlo como está. La decisión se corresponde con el estado de libre elección de lo que sientas para realizar ese ejercicio. Poco más que añadir.

Cada personaje realiza a la perfección su función. De esto que no te quepa la menor duda. Tú no eres quien dirige la escena. Recuerda que tú eres simplemente una figura creada por ti mentalmente, a la que se le está ofreciendo la posibilidad de darse cuenta, en una honesta y simple mirada interior, de la farsa de su experiencia de vida mantenida en el tiempo. Farsa por ser parte de la escena que se cree real si no recuerda el instante en el que, al escuchar: preparados, listos, acción....comenzó su soñada cuenta atrás hasta que finalice el rodaje de todos los capítulos que convino con la vida y se escuche...."es buena !!!" Fin.
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rafaEl

"TODO TENDRÁ UN DESENLACE UN FELIZ" - Lección 292 UCDM

Aquí llega un pensamiento de esperanza. Podemos unirnos a Él o elegir por la otra parte de la mente donde su "entendimiento" nos &...