Aunque solo sea una forma más de soñar-te, súbete a la estrella que más brilla, a la que según tus sentidos te parece que esté más lejos del lugar que crees estar ocupando. Solo es un instante.
Súbete y viaja al más allá sin moverte del espacio que ocupas en tu mundo. Tu lugar, tu hogar.
Agárrate fuerte con la confianza de que ella sabe el camino que tú, al escogerla, deseas que recorráis juntas.
Justo en el momento anterior al despegue, dale las gracias. Dile que seguro que resultará un viaje lleno de luz, de amor y de paz.
En el viaje háblale de tus cosas pendientes. De tus ruidos internos. De tus pensamientos que nada tienen que ver con el mundo universo que comienzas a apreciar cuando miras con la distancia necesaria para no recordar, nada. La justa distancia que las "cosas" precisan para ser apreciadas en tu totalidad.
Allá arriba, en el camino ... ella y tú, unidas como una sola. Poco o nada que contar-se que en ese antiguo lugar sea necesario. El mundo desaparece casi de forma repentina. Solo quedan, apegados, minúsculos recuerdos de un pasado que parece, ahora, parte de un sueño que no puedes recordar.
Más allá de ti ¿qué puede haber si no lo piensas? incluso si no piensas en ti como existencia ¿acaso existes? El Universo te va susurrando al oído, poco a poco, como desmenuzando las ideas, que en cachos pequeños, te va ofreciendo en finas gotas de aroma a jazmín de una vida nueva.
El tiempo, te dice esta vez con voz muy baja, deshace la idea del mundo y la transforma en lo que Es. Vida. Siempre ha sido y será así. ¿Para qué dudarlo?
Recuerda, -sigue hablándote-, de donde vienes y adonde vas. Lo del medio, aunque tu tal vez te creas que es lo verdaderamente importante para ti, en realidad es lo soñado. Te quedaste dormida en un sueño y ahora sin prisas vamos a juntas a recordar lo que somos, lo que nunca jamás pudo ser cambiado. Uno.
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rafaEL
